El “Gato” Ortiz advierte desde la cárcel cuidar lo que se platica o se publica en redes sociales
Omar "Gato" Ortiz, exportero de la Liga MX, aprendió a la mala las traiciones del destino y desde la cárcel pidió a la gente y a las familias cuidarse más
Después de los golpes que le ha dado la vida, el exportero Omar Ortiz desde la cárcel envió un llamado a la gente a cuidarse más. Crédito: Hans Maximo Musielik | AP
Con el peso moral que representa purgar Liga MX, Omar “El Gato” Ortiz, ha aprendido a encontrarle sentido a la vida y a reconocer los errores para tratar de enmendarlos. Por esa razón hizo una fuerte advertencia a los jóvenes y a las familias a cuidarse más.
Con apenas 13 años de reclusión de la larga condena que purga en el penal de la ciudad de Cadereyta en el estado de Nuevo León, Omar Ortiz hizo un fuerte llamado a las nuevas generaciones a que sean más cuidadosos con la información que publican o que comparten, pues esta puede llegar a gente con malas intenciones.
En una entrevista para el programa Cambios de la cadena Multimedios, Ortiz dijo que este tipo de información anda flotando en el ambiente y que muchas veces los jóvenes o las personas en general no se dan cuenta de lo que dicen o lo que comentan, así como lo que publican en redes sociales y que al final puede ser el camino para meterse en problemas.
“A veces platicamos de familiares o de compañeros o de amistades que tenemos, de qué trabajan, qué hacen, cuánto ganan, cuánto se gastan, y entonces no nos damos cuenta de que a nuestro alrededor hay gente que está escuchando”, dijo el exportero quien sufrió en carne propia el juntarse con gente equivocada que lo llevó a delinquir y dejar atrás una destacada carrera como jugador profesional.
Los peligros
Omar Ortiz, por esa razón, también expuso: “Todo eso que un día a lo mejor expresamos erróneamente. Para ellos es una gran oportunidad de poder hacer una maldad y conseguir algo. Sean cuidadosos, no se dejen manipular, y si se dejan manipular, que sean manipulados para seguir el camino de Dios”, aseguró.
Ortiz, quien asumió un cambio en su vida después de acercarse más a la religión como vía de escape a todas las atribulaciones que tuvo como jugador profesional y que a la mera hora lo llevaron por el camino equivocado, también dijo que los celulares pueden ser una barrera entre las familias y el punto de alejamiento entre ellas.
“Uno de los medios por donde pueden circular este tipo de información son los celulares y las redes sociales, herramienta tecnológica que el Gato aseguró se ha convertido en una “barrera entre las familias” por la falta de interacción que puede llegar a generar”.
En ese sentido, añadió que: “El mismo celular hace una barrera entre las familias, hace una barrera entre las personas. Hoy ya no hay un escucharte de cómo estás, este, y recibir la respuesta. Hoy simplemente es mandarte un mensaje y con eso creo que ya cumplí”.
El exjugador también expresó que durante estos trece años de reclusión ha reflexionado y que reconoce que nunca le gustó ver el fútbol: “A mí me gustaba jugarlo, no verlo, inclusive cuando estaba en la banca me enojaba, pero ahora creo que hubo muchas cosas que no debieron pasar”, concluyó.
Del cielo al infierno
El exportero de los Jaguares de Chiapas, Rayados de Monterrey y Necaxa, entre otros, jugó 13 años en la Liga MX, en donde disputó 282 partidos. En el 2010 empezaron sus problemas cuando fue suspendido en la Liga MX y en la Conmebol por dar positivo en una prueba antidoping cuando jugaba con el Monterrey.
Las sustancias que fueron detectadas en su organismo Oximetolona y Dromostanolona, clasificados como esteroides anabólicos que incrementan la masa muscular y queman grasa) en los exámenes realizados en la Jornada 9 del torneo Bicentenario 2010, provocando una suspensión de 2 años y 8 meses con 7 días del fútbol profesional.
A partir de ese momento sus problemas crecieron y en el 2012 fue relacionado con una banda de secuestradores y presentado ante las autoridades como el informante de dicha banda relacionada con el grupo del crimen organizado el Cartel del Golfo y en donde lo acusaron como consumidor de cocaína y miembro de la banda donde recibió cerca de $200 mil pesos por la información que proporcionó.
A la hora de su aprehensión, junto con el resto de la banda, las víctimas lo señalaron como parte activa de ese grupo criminal y fue vinculado a proceso y sentenciado a 75 años de prisión por los cargos de secuestro, delincuencia organizada y privación ilegal de la libertad de un menor de edad.