¿Un auto por persona? En Mallorca cambiaron las reglas
A partir del verano de 2026, Mallorca impondrá un límite de un solo automóvil por persona para quienes no residan permanentemente en la isla
Ford Mustang Mach-E. Crédito: Ford. Crédito: Cortesía
En Mallorca, el verano ha dejado de ser sinónimo únicamente de sol, playas y turistas. En los últimos años, el imparable aumento de automóviles en circulación ha comenzado a amenazar la esencia de la isla. El aire más denso, las carreteras colapsadas y una infraestructura que no da abasto son síntomas de un modelo que ha tocado techo.
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Frente a este panorama, las autoridades locales han decidido tomar una decisión drástica: limitar la posesión de vehículos a un solo automóvil por persona, especialmente para quienes no residen todo el año en la isla.
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Lejos de ser una ocurrencia momentánea, esta propuesta nace de la urgencia de proteger un entorno único y de aliviar la presión sobre los recursos locales. El presidente del Consell de Mallorca, Llorenç Galmés, fue claro al presentar la iniciativa durante el Debate de Política General: “Mallorca necesita una regulación de la entrada de vehículos que no paguen el impuesto de circulación en las Islas Baleares”.
Con este anuncio, el ejecutivo insular busca poner orden en una situación insostenible. Y es que solo en 2023, más de 379,000 vehículos llegaron a la isla por vía marítima, lo que representa un incremento del 108% respecto a 2017. Una cifra que se traduce en calles más congestionadas, más emisiones contaminantes y una calidad de vida cada vez más comprometida, especialmente en los meses de temporada alta.
El plan, que será evaluado por la Comisión de Movilidad tras la presentación del borrador el próximo 13 de junio, contempla que cada persona no residente —aunque sea propietaria de una vivienda en la isla— solo podrá tener un vehículo fiscalmente registrado en Mallorca.
La medida no afecta de forma directa a los residentes permanentes, pero sí a quienes visitan la isla con frecuencia y generan un impacto relevante en la movilidad local.

El estudio de carga viaria que respalda estas decisiones concluye que el techo razonable de automóviles para Mallorca es de 834,263 vehículos, una referencia basada en cifras de 2017.
Sin embargo, en agosto de 2023, más de 956,000 autos circularon por las carreteras mallorquinas. Ese exceso no solo pone a prueba la infraestructura vial, sino que también eleva los niveles de contaminación y dificulta la convivencia entre residentes y visitantes.
Para aliviar esa presión, el plan del Consell también incluirá un paquete más amplio de medidas.
Entre ellas se contempla la creación de una tasa para aquellos vehículos que no tributan en Baleares y que ingresan en los meses de mayor demanda turística. A esto se suma un nuevo sistema de cupos máximos de circulación, cuya cantidad se definirá de forma anual o bianual.
Una de las medidas más controvertidas será la limitación de los autos de alquiler, un sector que en temporada alta inunda la isla con miles de unidades. Las autoridades insisten en que no se trata de una persecución al turismo, sino de una reestructuración necesaria para asegurar la viabilidad de la isla en el largo plazo.
Además, se promoverá una transición hacia vehículos eléctricos o de bajas emisiones. La sostenibilidad será un criterio prioritario a la hora de otorgar permisos de circulación y registrar nuevos vehículos.
Esta política no solo se alinea con los objetivos climáticos de España y Europa, sino que también busca mejorar la calidad del aire y reducir el ruido, dos problemas crecientes en muchas localidades mallorquinas.

Ahora, el debate y la polémica
El debate, como era de esperar, ya ha comenzado. Algunos sectores consideran que la iniciativa representa un avance necesario en términos ecológicos y sociales, mientras que otros la ven como una limitación excesiva a las libertades individuales y una posible barrera para el desarrollo turístico.
Lo que está claro es que Mallorca está en una encrucijada. Su atractivo natural, su clima y su estilo de vida han convertido a la isla en un imán para visitantes de todo el mundo. Pero ese éxito también ha traído consecuencias. El equilibrio entre la acogida y la protección del territorio parece ser, ahora, la gran prioridad.
Para Galmés, la medida no es una restricción, sino una forma de preservar lo más valioso que tiene la isla. “Mallorca es un paraíso que debemos cuidar entre todos”, afirmó durante su intervención. Y añadió: “No se trata de castigar a nadie, sino de asegurar que la isla siga siendo un lugar habitable y sostenible”.
La propuesta aún deberá superar varios pasos legislativos antes de su aplicación, pero el mensaje ya está claro: Mallorca quiere respirar. Quiere volver a ser una isla donde se pueda caminar sin ruido, circular sin estrés y convivir sin saturación.
Quizá la medida de un solo coche por persona no sea la solución definitiva, pero sí es, sin duda, una poderosa apuesta. Porque cuidar del entorno también implica repensar nuestros hábitos, incluso cuando eso signifique dejar el coche en casa.
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